La memoria
CUIDEMOS LA NATURALEZA
Escribe Stella Maris
Gil
Las costas tienen su historia y sus personajes. Sobre
sus arenas y rocas hay gozos, hay vidas, acontecimientos, cambios y errores de
los humanos, están los animales y cientos de elementos que por ahí transitan.
También hay
estudiosos preocupados por la conservación del medio ambiente como lo es Gabriel
Francia, Biólogo con Orientación Marina. Nativo de Tres Arroyos él se dice “medio
residente de Claromecó y medio de Costa Rica” Gabriel es un estudioso de la contaminación en nuestras
costas y sus aportes sobre el tema son valiosos.
En la
actualidad pertenece a la Asociación Vida Verdiazul .
En los fundamentos de la misma se lee: “Nuestra
asociación es un grupo independiente no gubernamental sin fines de lucro nacida
en 2010. Nuestra meta es velar por la conservación de los ecosistemas
amenazados y contribuir con el bienestar de las comunidades que dependen de
ellos. Nuestra sede se ubica en Playa Junquillal de Santa Cruz, Costa Rica y
desde 2001 trabajamos por la conservación de las tortugas marinas y de la
cuenca del Río Nandamojo”.
La vida
profesional de Francia se resume en esos conceptos, enriquecidos por sus viajes, como lo fue su estancia en la
Antártida de más de un año en la estación científica Teniente Jubany (hoy
Carlini) donde realizó diversas prácticas como científico, en especial sobre
mamíferos y aves. Sus prácticas se continúan con la necesidad de preservación
de las tortugas marinas. Claromecó lo recibe todos los años. Lito y Yola
Francia, sus padres, construyeron en Dunamar su casa de descanso cuando estaba casi despoblado, la playa era
mucho más ancha y no había habido avance urbano sobre las dunas para robarle
espacio al mar. Por aquellas épocas pocos veraneantes había por la zona, don
Pino y su señora, y también doña Lola entre otros. “Desde el porche” - recuerda
Yolanda “nos sentábamos a mirar las pocas gentes que estaban en las playas,
veíamos los barcos pasar, con sus luces parecían pueblos flotando, ¡una belleza!,
la luna y el amanecer”. En esa atmósfera sus tres chiquitos jugaban en los médanos, en especial Gabriel,
“siempre buscando cosas” en ellos y tal vez perfilando al futuro biólogo.
Esas
vivencias sin duda lo definieron como hombre de estar en la Naturaleza y buscar
el modo de su preservación y por tanto de generar una vida saludable para los
humanos y para los otros seres vivientes que transitan este planeta.
Las gaviotas
Alguna vez,
en las charlas del recreo en la sala de profesores de la sección nocturna del
Colegio Nacional, a fines de la década de los ´80, pude conocer los estudios que realizaba para
elaborar su tesis universitaria que versaba precisamente sobre el comportamiento
animal en especial la de la gaviota cocinera, el gaviotón que revolotea entre
San Cayetano y Necochea en el arroyo Zabala, aquellas que se alimentan de los
residuos que se tiraban épocas pasadas al mar desde los barcos o en los
basurales.
En sus observaciones estaban esas gaviotas que
revuelan cerca de nosotros cuando las observamos desde nuestras sombrillas, las que se alimentan cuando van al Norte y luego cuando pasan por
el Sur en busca de cangrejales “las ves pasar por allí”.
Pude apreciar
lo que ellas nos dicen a través de sus diferentes colores, su forma de vida
comunitaria. Comenta Francia “La más común que anda en los campos, las lagunas
y la costa tienen la cabeza negra, el capucho café, son las que normalmente
pueden aparecer acá”. “Uno asocia las gaviotas a la libertad, al espíritu
libre, las ves en el mar, siempre volando, volando…otras aves no se muestran
tanto …Son sociables, andan en grupos, en bandadas en consecuencia tienen una
conducta más elaborada diferente a las que andan en forma solitaria, poseen, un
buen sistema de comunicación”.
Rastros
El
científico deja sus rastros en el transcurrir de la región. Basta con visitar
el Faro. En la entrada, nos encontramos con el esqueleto de una ballena.
¿Cómo fue que está allí?.
El relato
nos lleva al año 1989, cuando en el frío invierno una gran ballena apareció
muerta a orillas del mar, más o menos a “10 km al este del faro”. “Apareció
entera, dada vuelta, panza arriba. Hubo alguien que le hizo un tajo en la panza
para ver qué tenía…otro le arrancó la cola”. Gabriel y un grupo de vecinos se
movilizaron y durante casi dos meses fueron acondicionando al animal para poder
luego trasladar sus huesos y rearmarlos.
No quiere olvidar los nombres de los que
realizaron la epopeya, término que parece excesivo, pero se justifica porque no
es agradable descarnar un animal, “el hedor que no se iba de las manos” a pesar
de la higiene, el frío, el viento de Claromecó, las aguas. Sin embargo pudieron completar su trabajo.
“Se
organizaron para un fin noble, un esqueleto para un Museo” que luego se ubicó
en el faro.
Estaban Juan Macellari, Alberto y Adrián
Bruno, Alberto Borelli, Rodolfo Fangauf, Liliana Uberífero, Chichín Hiriart.
Por más breve tiempo ayudaron el ruso Robles y Víctor Dubovick, Delegado
Municipal en esa época. Cacho Iturricastillo.
Posteriormente
se llevaron los restos a un campo y allí intervinieron los chicos del
Secundario a limpiar los huesos. “Es el único registro que hay en el Cono sur,
o en Argentina de esa especie tropical (Rorcual de Bryde)”. Extraña su
presencia en esta zona porque no migran grandes distancias.
Los huesos
alineados sobre el piso del Faro, son el testimonio de ese hallazgo y el video
que reconstruye los trabajos está en el museo Aníbal Paz.
En clase también se
puede
Francia
ejerció la docencia en el colegio secundario de Claromecó, a partir de 1987/88.
Logró la conexión de sus alumnos con la naturaleza y allí salían para explorar,
para conocer, para interpretar lo que nos quiere decir la madre tierra y lo que
los humanos deben hacer para su conservación.
Extendió su trabajo a un par de colegios en
Tres arroyos y en un breve bachillerato de adultos que existió en Claromecó
(1993-2003) por la iniciativa de dos entusiastas como Norma Abad y Miguel
Martín. Entre los profesores estaba Francia, Carlos Carabio, Beatriz Merlo, Juan
Abad, Néstor Castro, Humberto Picone, Gustavo Parisi, Alberto Foulkes, Miguel
Martín y algunos más que no recuerda. “Dábamos muchas materias –dice- porque no
había profesores para cada una, por la nocturnidad y gratuidad. Era muy
agradable”. “Trabajamos gratis” a pesar de que no se pudo conseguir una
subvención del Estado.
Vida animal
Nuestras costas cobijan aun una fauna bastante
rica a pesar de los ataques que nosotros, los humanos les hacemos.
“Acá hay
tortugas marinas, no anidando, alimentándose, si”. “La tortuga marina se
dispersa hasta el sur de Claromecó”continúa Gabriel “yo he trabajado con dos especies de ellas,
una es la tortuga verde del Atlántico, la otra es gigante, el reptil más grande
de peso marino, 800 kg”. Agrega con mucha preocupación que “casi todas las
variables biológicas están para atrás” y alude al impacto del fenómeno del Niño
pero “el Atlántico se ha favorecido en ciertos sectores por ejemplo con las
medusas que es el alimento de estas tortugas gigantes” que ojalá no
desaparezcan, porque por algo están en esta Tierra.
“ La franja
medanosa todavía es el último reducto de Tres Arroyos donde podés encontrar, un
carpincho, un coipo, ñandúes, un puma que anda de 20/30 Km patrullando de
noche, buscando comida, de Dunamar a Reta”. “Los zorros caminan menos, acá
nomás hay una familia de cinco, vienen a comer”.
Para pensar
Gabriel hace
docencia con su trabajo, con sus escritos, con su estilo de vida, con sus
investigaciones como dice Borges “las filas de tortugas en el tiempo”.
En la revista claromequense elaborada
por un grupo de jóvenes denominada: Punto C deja explícito su proyecto: “Se
trata de modificar profundamente nuestro comportamiento en el entorno, necesitamos
conocer y reflexionar más sobre los procesos en los que participamos como seres
vivos; pero por sobre todas las cosas debemos perder el miedo y mirar con más
afecto a nuestros vecinos de hogar, humanos y no humanos. El cambio seguramente
llegará desde el amor y desde el entendimiento de que todos somos parte de la
VIDA”.
IMÁGENES
1.- La
ballena Rorcual de Bryde pervive en el
Faro de Claromecó (Hay una muy buena foto de ella en el diario del 14 de
enero de 1999, SOLO que hay que ampliarla pues hay otras fotos en la misma
página)
2.- 1968 o 69: La tortuga
apareció enredada en un trasmayo y era tan pesada que no la podían subir a
la "Sita" por eso pidieron ayuda a la "Chichi" y
entre las dos lanchas la trajeron a remolque. En la foto se ve a
"Tito" Bancur, arriba; parados de izquierda a derecha, Julio Fuentes,
el "Negro" Avila, el "Vasco" Urrutia, y Armando
Subiathebere (capitan de la Sita); arrodillado "Panchin" Urrutia.
(Colaboración Hugo Cortés).
3.- Gabriel
Francia. Biólogo con Orientación marítima. (Hay fotos suyas más actuales que en
el diario, en su página de Internet)