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lunes, 1 de diciembre de 2014

Revueltas callejeras

REVUELTAS CALLEJERAS
Escribe Stella Maris Gil
No todo ha sido paz en el poblado tresarroyense a través de sus cortos años.
Hubo momentos que señalan un grado de violencia que llama la atención en una ciudad donde las vecindades parecieran afectuosas, sólidas . En esta oportunidad vamos a anclar en actitudes de seguidores de partidos políticos que  se enfrentan y todo se altera. Salen a relucir antiguas antinomias nunca negadas pero poco explicitadas en pro de la buena convivencia.
 Me voy a detener en lo sucedido  en los años 1937 Y 1955 donde por suerte la sangre no llegó a los arroyos pero se quedó flotando en los interiores de protagonistas y adeptos.
Radicales y conservadores
 Un 5 de septiembre de 1937  un tajo violento se produjo en el tranquilo transcurrir de Tres Arroyos durante la intendencia de Sebastián Bracco . Por supuesto en ese año no figuraba en  la escena nacional Juan D. Perón. La cuestión era entre conservadores y radicales,  largo enfrentamiento.
Se iban a producir las elecciones nacionales y el fantasma del fraude acechaba. Finalizaba el mandato de Justo y la fórmula ganadora iba a ser Roberto Ortiz – Ramón Castillo. Por Europa los totalitarismos presagiaban desastres.
 Mucho se ha escrito sobre este episodio. En este caso es valioso el testimonio de Liliana Beatriz Mirasso Urtasun  quien dice “La U.C.R. había consensuado con los comités provinciales levantarse en armas ante posible fraude conservador. El fraude se produce. Coronel Dorrego, Lincoln y Tres Arroyos, acatan la orden.
Los radicales estaban en su comité que funcionaba en el primer piso del Palacio San Martín, en calle 9 de julio al 400… estaba con policía en la puerta y palpaban al entrar, pero no a los niños; así fue que mi papá Renée Mirasso, el Negro Larriestra, unos hermanos Haedo y seguro muchos más, pasaron las balas entre sus ropas, cuando se inicia la trifulca hacen salir a los niños, la policía los lleva a sus casas…El enfrentamiento es feroz. Viaja desde Bahía Blanca el juez. Desde el comité sale Roude con bandera blanca y alguien que está al lado de la autoridad dispara y deben amputarle la mano…La policía entra al comité y lleva a todos detenidos, mi abuelo Ramón Mirasso es salvajemente flagelado con un rebenque de coche mateo…Pasado unos días los trasladan en tren a Bahía Blanca, todas las calles cortadas desde la comisaría a la estación de tren, los llevaban en carros volquetes, la policía no dejaban avanzar a los familiares que miraban en las esquinas, pero a los gritos, insultos y manotazos estaba ella la heroica Eduviges Ochoa San Román…” El testimonio continúa, pero es fácil  imaginar “los duros castigos, picana, tanto horror” en las cárceles.
Años después nuevos odios producirían nuevos conflictos
Peronistas y no peronistas
Vieja dicotomía que sigue vigente pero que después del golpe cívico-militar del 16 de setiembre de 1955 se exteriorizó en corridas, ataques y empujones entre los unos y los otros.
Es en ese día que en diversos lugares del país parte de las Fuerzas Armadas se rebelan contra el  gobierno nacional y  el Presidente  debe alejarse ante la fuerza de sus oponentes el día 20. El día 21 asume el poder el general Eduardo Lonardi, expresando el lema “Ni vencedores ni vencidos”.
Tres Arroyos como otras ciudades no fue  ajena a esa conmoción. Toda esa semana vivió momentos de zozobra.
Los titulares de los periódicos lo dicen todo: “Tropas gubernistas que avanzaban sobre Bahía Blanca y que luego buscaron refugio en nuestra ciudad, fueron bombardeadas cerca de Tres Arroyos”. (Diario La Hora, domingo 1° de enero de 1956). La ruta 3 se pobló de tropas leales al gobierno que llegaban desde  Tandil y eran atacadas por los aviones rebeldes de Comandante Espora. Alguna bomba cayó a mil metros de la Chacra de Barrow dejando varios soldados heridos, otra bomba cayó en uno de los puentes de salida de la ciudad. La Sociedad Rural se transformó en campamento militar. En síntesis Tres Arroyos era una ciudad tomada, donde las noticias preocupaban, sobre todo cuando se voló el puente sobre el río Quequén.
Los aviones pasaban a vuelo rasante por el pueblo, se sentían sonidos de armas. Los vecinos se sorprendían, se preocupaban por posibles ataques. Había miedo. La muchachada se subía a los techos para observar los movimientos.
Algunos soldados  que pertenecían a las tropas  murieron.  Los gremios dispusieron una huelga y poco a poco la ciudad fue adquiriendo aspecto de domingo.
Y ahí está el punto de inflexión. Por las calles grupos de ciudadanos no oficialistas comenzaron a recorrer lugares donde había militantes oficialistas aunque las nuevas autoridades militares pedían el cumplimiento del toque de queda.  “Actuaron en nuestra ciudad los Comandos Civiles  revolucionarios, en una suerte de apoyo logístico a los insurrectos mientras grupos armados del peronismo recorrían la ciudad colaborando con la policía en el cumplimiento del toque de queda” (Álbum del diario La Voz del Pueblo). “La crónica dice que luego de un acto en la Plaza San Martín a favor del golpe militar el 22 de setiembre “algunas columnas recorrieron las calles céntricas para exteriorizar su júbilo por la caída de la dictadura y fue entonces que núcleos de exaltados, obrando por su propia cuenta y riesgo procedieron en primer lugar a retirar placas evocativas de personas del régimen depuesto que estaban colocadas en distintas calles y luego se entregaron al desalojo de muebles, papeles y demás útiles de locales ocupadas por unidades básicas del oficialismo siendo dispersados al intervenir la policía cuando pretendían realizar tal acto en un local de la calle Betolaza. En todos los casos los muebles y útiles fueron quemados en la vía pública, sin que lo hecho diera lugar a incidencias ni se registraran desgracias personales” (Diario La Hora, Archivo citado).
Las voces de algunos de los contemporáneos de ese momento ratifican la crónica periodística: “”Aquí vino una parte del ejército que respondía a Perón. Se declaró “ciudad abierta”. Se esperaba que en cualquier momento podríamos ser bombardeados” … “en la Parroquia del Carmen se preparó una especie de hospitalito, por lo que podría pasar”. L Los vecinos se sorprendían, se preocupaban por posibles ataques sangrientos. Había miedo. La dirigente  María Salvatierra de Solfanelli a quien entrevistamos nos dice que “habíamos cerrado las ventanas, todo bien tapadito y la oreja en la radio. Hasta que prácticamente fueron pasando los días”.
Para muchos la emisora más oída era Carve de Uruguay, pero María escuchaba El Mundo porque la extranjera “nos insultaba de arriba abajo”.
Dice María “Yo en esa época estaba en el partido, tenía una escuela de danzas nativas con un grupo de chicos y a los pocos días me vienen a avisar que estaban quemando las cosas del partido en calle Betolaza al 200…Fui… me quemaron hasta las medias, las sillas viejas compradas en remates, quemaron los pocos muebles que teníamos… junto con las máquinas de escribir y lo que tenía algún valor, eso se lo llevaron…cualquier cantidad de libros…nosotros no estábamos, fueron, abrieron la puerta, sacaron todo,  eran civiles.  Todavía con algunos nos cruzamos por la calle”.
Muchos malos momentos se vivieron esos días, vehículos con marcas de balas fruto de enfrentamientos que no llegaron a mayores. Detenciones de militantes, entre ellas la de  Bruno. María fue citada para explicar su participación en los enfrentamientos. Ella, en la vereda de 9 de julio y Colón (ex Casa Aduriz)  pisó el camino de diarios que un vecino armó.
Fue citada.En la comisaría vivió momentos de terror al ser amenazada por custodios armados  “mis rodillas aplaudían, la mano del jefe iba y venía delante de mí presagiando una cachetada que no llegó a producirse”.  Ella creía que le iban a pedir declaración por las revueltas del centro de la ciudad. No fue así. Le pedían que diera nombres de activistas de su partido entre ellos  el del jefe de la Alianza Libertadora Nacionalista que en ese momento, paradoja, estaba presente como custodio frente a ella, mirándola. María se desmayó y apareció sentada en el cordón de la vereda mientras desde un bar cercano miraban los hechos tras los vidrios. “Estaba prohibido pasar por la vereda de la comisaría. Me levanté y disparé para mi casa”.
Hubo diversas instituciones intervenidas, entre ellas la Escuela Industrial y el Colegio Nacional, con grandes revuelos entre los estudiantes adictos y no adictos al golpe. Varios docentes de militancia peronistas fueron agredidos entre ellos  al profesor  Dassis.
Los unos y los otros
Las grietas producidas por luchas entre ciudadanos  quedaron fijas. La vecindad se hizo difícil entre los protagonistas.
Los odios no contribuyen a la construcción de la República. Quedaron recelos. Las luchas deben ser de ideas no de armas o empujones ni de unos ni de otros. Esto pasó a grandes rasgos en estas dos oportunidades.                 
                                                                                     Los ciudadanos partidos en dos tal vez no recordaban que el San Martín de la estatua de la plaza central,  lugar de homenajes, se fue por propia voluntad del país para no participar en luchas civiles que mucho mal le iban a hacer a la futura República.

                                                         Blog: stellamarisgil12.blogspot.com

IMÁGENES

1)      Jóvenes militantes recorriendo la ciudad en los días del golpe cívico-militar de setiembre de 1955

domingo, 26 de octubre de 2014

Ladrillo sobre ladrillo

LA MEMORIA
26.10.2014 : ESCRIBE STELLA MARIS GIL
        

Luces tenues, poco tránsito.
Casas señoriales, sin torres de departamentos, hoteles, negocios, colegios. Casas nuevas, otras desaparecidas, tiempos que se confunden, vecinos que se quedan o se han ido, del empedrado al asfalto.
Breve presentación de las primeras cuadras de la calle Chacabuco de Tres Arroyos.
Arrancó a poblarse frente a la estación del ferrocarril. De un lado de la vía estaban varias casas de ferroviarios, parte del barrio de los leoneses y para muchos lejos del centro como escribí en mi libro "Recuperar la memoria". Ahora esa memoria me lleva a transitar el otro lado, las cuadras que van de Rivadavia hasta Ituzaingó.
Por allí se hospedaron el príncipe Bernardo, en el lujoso Plaza Hotel, el mejor de mediados del siglo XX y Gardel en una de sus tantas venidas.
El clásico hotel La Catalana sigue en pie.
En 50 años ha cambiado el paisaje urbano y muchos ladrillos se vinieron abajo y se colocaron otros con nuevas fachadas.

Todo cambia
Debe costar esfuerzo a la muchachada de hoy sentir que tras las puertas hubo otras resguardando sentimientos, ansiedades, ilusiones. También debe costar imaginar que nada se hizo de repente, ahora y al instante.
Chacabuco, denominación sanmartiniana, se inicia en Rivadavia. Rara confluencia entre el Libertador y el gobernante que fue remiso a colaborar económicamente en la campaña tras los Andes.
Hay lugares que aún están presentes como la estación de servicio que perteneció a Bonjour y la casona de María Inés Di Salvo. En la vereda de enfrente ya no está la entrada al templo Masón, que según los niños de ayer les provocaba cierta sensación de magia cuando pasaban por el Nº 18. Fue una verdadera reliquia, en cuanto a sus contenidos, con todos los atributos exigidos por las logias, un archivo y sus símbolos rodeados por un cielorraso azul estrellado. La masonería tuvo importancia en el desarrollo de la ciudad, ya desde 1910 las logias formaban parte de algunas actividades en la región, entre ellas la Hiram. El templo se fue, la piqueta dio paso a otros edificios y perdimos algo vital de nuestro patrimonio.
En esa cuadra estuvo una de las primeras veterinarias de Tres Arroyos: Rouede y cerquita la florería Gastaldi. Quedan en la memoria imágenes tales como los dos gallegos que trabajaban de serenos en Casa Galli, hoy el Banco Creedicoop, que solían verse en la vereda todas las tardes, frente a la torre de la fotografía La Moderna de A. Valsangiácomo.
El sólido edificio construido por Samuel Lombardi preside el encuentro con Betolaza; en la planta baja atendía su farmacia después Gagliardi.
Llama la atención la existencia de tres farmacias en pocas cuadras, puesto que más allá funcionó la de Sutric, luego Schena, y cuadras más adelante la Franco Argentina, que en una época dirigió la farmacéutica Elvira Simonetti.

Los tiempos se mezclan
En el 200 estaba la casa Fichman. Muy atrás en el tiempo vivió el doctor Posse Querejeta, quien luego lo vendió a los Fichman que allí instalaron su depósito, hasta que compraron el predio del bar Marín, al lado. "Ahí pusimos el local de ventas". Saúl narra un hecho curioso que sucedió en este último local, "cierta vez vino una mujer y pidió recorrer la casa y dijo: yo soy nieta de Sebastián Costa". Efectivamente, en el vitraux de la puerta cancel estaban las iniciales de su antepasado.
Fichman cerró su local en el nuevo milenio.
Se perdieron las gruesas mayólicas, los vitraux de los interiores y algún mensaje al futuro, enterrado por una de las muchachas del Marín aferrada a la historia de ese lugar.
Quedó en el imaginario aquello de que "Todo lo que no se encontraba seguro estaba en lo de Fichman. Había de todo, golosinas, bazar, papelería lo que buscaras".
Dice Marta: "El barrio extrañó mucho el cierre, te quedabas sin algo"
Imaginar a Ignacio Rucci en bicicleta repartiendo diarios y atendiendo su pequeño negocio de armado de cuadros hasta que pudo trasladarse al 300.
Sentir a los hermanos Conese en el 500, Alfredo y Chocha con cortes y peinados frente al último cambio de la vidriería Eveleens y la frase clásica entre ambos: "A ver cómo quedó!!!".
La señora Asef, con El Gaucho, en esa esquina hoy derrumbada conociendo el gusto de cada cliente.
Y el Bar El Ombú, donde se hacían los inigualables sandwichs daneses. Don Teodoro Sahagún se lo compró a Larsen y su clientela varió, tenía ocupada constantemente las mesas, entre ellos dinamarqueses. También tenía parada en el lugar la empresa Río Paraná con servicio de almuerzo y cena. Pasado el tiempo se hizo cargo su hija y su yerno Miralles, que siguieron la tradición de calidad.
En esas pocas cuadras había de todo, en diferentes época, los mellizos Rodera, uno con florería otro con bicicletería; los Altieri y su electricidad, el Bar Chacabuco de Barrientos, el negocio de Shell con su encargada Irma Monedero.

Si las veredas hablaran
Chacabuco se destacó por sus centros educativos, como fue la Escuela Profesional de Mujeres que en su momento dirigió la señora del diputado Regot. Y en el 138 el Colegio Nacional formó a infinidad de jóvenes desde 1930. Al trasladarse a su actual destino le siguió el colegio primario Manuel Belgrano.
Los sastres vistieron a los masculinos como Cordisco o Poteca.
Y un inmigrante italiano Ravella casado con una Perusín tuvo su tintorería a quien sucedió su hija.

El crimen de la calle Chacabuco
Hubo en el barrio momentos conmocionantes.
Fue en la madrugada del 18 de enero de 1959, 5 de la mañana, Bar Marín en Chacabuco 254. Era la hora de la llegada del carro del lechero. Al ver la persiana levantada penetran dos de sus parroquianos para pedir una copa de la leche fresquita.
Venían mal, con enfrentamiento callejero por viejas cuestiones personales. Sus oponentes ven que hay luz, levantan la persiana y se prolongan los empujones e insultos. Salen a relucir revólveres. Humberto Alfredo Tersano fue el más rápido y parten dos tiros de su calibre .38 largo uno de los cuales entra en la parte lumbar de Ramón Salgueiro que muere poco después.
Tiempo después el homicida es absuelto de acuerdo al artículo 383 del Código Penal. Durante el juicio se había realizado un amplio interrogatorio a los testigos convocados entre ellos "al dueño del lugar, a Roberto Oscar Rivera, a Larroca, a Osvaldo Alfonso Sommax, a Domingo Blas Messi y a José Guillermo Gauthier". (Diario La Voz del Pueblo 7 de abril de 1959).
Lo demás fue leyenda.
El bar siguió siendo parada de ómnibus y espacio de distracción hasta que cerró definitivamente.
No todos andaban a los tiros, fue un hecho ocasional, mientras tanto muchos vecinos buscaban embellecer y hacer más confortable la vida del barrio.

Amigos de la calle Chacabuco
Así fue como algunos vecinos "concretaron y llevaron adelante el propósito de dotar a la misma de luces en base a mercurio" y que "tras una reunión que tuvo nutrida concurrencia" (archivo de la audición "De todo un poco" de Ricardo Fernández, 17 de julio de 1978) convinieron en organizarse incluso con la redacción de estatutos.
¿Qué se proponían?: el nuevo arbolado con plantas del árbol de judea "que han de colocarse en lugar de los existentes actualmente, teniendo la ventaja aquellos, según se dice, por su tipo, de no ofrecer los inconvenientes de los actuales que, con su ramaje, obstaculizan la buena visión de los letreros luminosos colocados y a colocarse".
Además proyectaban "reforzar la iluminación existente mediante la colocación de más columnas, hacer más uniforme la conformación de las veredas, colocar recipientes que dotados de cierta elegancia, sirvan como papeleros; también macetas adecuadas con determinadas plantas y hasta conversar con propietarios frentistas, en aquellos casos que los edificios no ofrezcan buen aspecto exterior", como ornamentar vidrieras y "en síntesis, impulsar el progreso general y particular, sin dejar de lado la feliz circunstancia de que después de muchos años, abierto el paso a nivel existente poco más allá del cruce con Pedro N. Carrera ha de incrementarse sensiblemente el tránsito de vehículos".

La comisión
La comisión era presidida por Rubén Darío Latorre, acompañado por el vice José Pequeño, el secretario Juan Barrionuevo y Magdalena González como tesorera.
Como un eco de aquellos deseos, entrado el nuevo milenio, la Comisión Municipal de Patrimonio destacó a varias familias de la ciudad por la conservación de las fachadas de sus edificios. Uno de ellos estaba en la calle Chacabuco y 9 de julio. Me refiero al Bazar El Mundial.
Los nombres se mezclan, también las épocas, mis disculpas por omisiones provocadas por el espacio, pero en síntesis Chacabuco sigue siendo una auténtica calle tresarroyense.







 

domingo, 28 de septiembre de 2014

El inmigrante alemán



El inmigrante alemán
La región del sudeste bonaerense se fue poblando desde fines del siglo XIX, luego del alejamiento de pueblos indígenas. En ese entonces había una base de criollos ubicados en el caserío alrededor de los tres arroyos y en las estancias. Junto a ellos iban instalándose los extranjeros arribados de Europa y algunos menos de Oriente cercano.
Conocemos sus historias, también los lugares de origen. Entre ellos hubo alemanes. Y aquí me detengo.
¿Por qué? En el diario La Voz del Pueblo del sábado 20 de setiembre de 2014 leo que a la biblioteca inaugurada en Villa del Parque se la denominó Luis Meister, "en honor a esta gran persona que brindó más de 35 años de su vida a la función municipal en Paseos Públicos y Viveros, logrando dentro de sus obras nuestro querido Parque Miedan" la crónica concluye con que "hoy Don Luis está totalmente olvidado y su obra ignorada".
Concluida la lectura fui a mis archivos y de allí rescaté una entrevista que realicé a la hija del citado profesional, en octubre de 2001 y al capítulo 14 "La suburbanía" del libro de mi autoría "Construir la identidad" (Primera edición-2006).
En aquella ocasión visité a la señora Meister de Bach en su casa de la calle Pringles al 200, por la vereda del sol. Allí vivieron sus padres.
Sentada en un cómodo sillón del amplio living comencé a reconocer a don Luis a través de sus relatos.
En cierto momento se retiró a buscar una serie de grandes carpetas y la mesa se llenó de planos del Parque Cabañas, del Miedan, de la Plaza Italia y muchos más. Todos realizados en tinta china, con una precisión lograda de esa experta mano, con detalles referenciales, hitos importantes, señalización y algún dibujo de hojas de árboles. Mi padre -decía la señora Bach- "vivió para Tres Arroyos, exclusivamente para su labor. El trabajaba en la Municipalidad como director de Paseos Públicos, allí cumplía no las 8 horas sino 10 ó 12 horas por día. Luego se llevaba las carpetas a casa para seguir trabajando de noche, donde dibujaba y tenía más tranquilidad que en la Municipalidad".
Más adelante relata: "Mi papá era ingeniero en botánica. Fue el que proyectó toda la Plaza España...".
Nos detenemos a seguir con la mirada los vericuetos del proyecto privado del Parque Miedan ¡qué diseño magnífico! "Yo iba al Miedan cuando era jovencita, mi papá lo dirigía. Era muy lindo. Me acuerdo del dueño Amadeo Miedan y de sus hijos, del puentecito, de la rueda para sacar el agua", recordaba.
Meister lo trazó y fue inaugurado el 6 de enero de 1934. En Tres Arroyos, revista mensual, Organo de la Liga del Comercio e Industria (año VIII-N° 129. Marzo de 1934), se lee que "comprende dos hectáreas donde se han plantado más de doscientas variedades botánicas de árboles y arbustos, cuyo riego se efectúa por medio de acequias de mampostería con agua del arroyo extraída por medio de una rueda con cagilones cuya fuerza motriz la constituye la corriente del mismo arroyo. Cuenta este paseo con la siguiente ornamentación: una pérgola, un lago y arroyos artificiales, un alpinum, un puente rústico y una hermosa fuente de mármol de Carrara". Años después, en 1937 se levantó la casa de fin de semana a cargo del constructor Tersano.
"Los árboles alrededor de la Plaza Italia los trajimos mi marido y yo de Bell Ville, mi papá los puso en el Vivero Municipal y los plantó tiempo después, ¡mire qué arbolazos! Creo que son acacias, ahora están levantando el terreno". Y continúa con sus recuerdos "Remodeló la Plaza San Martín, es decir cambió todo el trazado, asfaltó los caminos interiores, todo nuevo, los planos con su firma deben estar en la Municipalidad...". "Diseñó hasta los bancos de madera de las plazas que ya no existen más".
Diría yo que fue el hombre que puso la ciudad color clorofila, árboles en varias calles, en la parte de adelante de la Chacra de Barrow, en la plaza de Orense, alrededor de la Plaza 3 de Febrero, en el Barrio Obrero, el cementerio, el club de La Previsión, en parques de varias chacras y muchos más diseños que pasaron por su afán.
Todo ello lo convirtió en un eficiente trabajador de la estética urbana y el medio ambiente durante más de tres décadas en emprendimientos públicos, debido a su cargo, y también privados. En su relato su hija dice que "él siempre sufría porque no tenía suficiente personal para mantener más lindas aún las plazas. Sufría mucho cuando de noche le robaban los rosales, las plantas enteras de las plazas. Eran tiempos difíciles aquellos".
Durante su gestión el Parque Cabañas recibió una inmensa cantidad de árboles, y él las señalizaba en el latín originario. El lugar se pobló de araucarias, palmeras (phoenis canadienses), acacias australianas, aguaribay, braquiquito, fruto precioso para ikebana (brachychiton). Hay muchas más especies que sería largo enumerar. Para allí inventó un sistema de riego "cascada, motores y bombas... mi papá era múltiple, para armar un parque así se necesita regar, entonces hay que pensar en el 'como'... no se ven las cañerías, en aquel tiempo los chicos de los alrededores se bañaban en el arroyo". En honor a él a la calle principal la denominaron Meister, como indicaba el cartel señalador en el trayecto. ¿Sigue colocado?

Pero ¿Quién era Meister?
Fue un inmigrante alemán llegado a la República Argentina en 1923. Vino huyendo de los horrores que dejó la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Dice su hija que "Alemania quedó muy deprimida y vinieron malas cosechas. No había trabajo. Entonces se decidieron por venir a la Argentina. Primero fueron a Entre Ríos, entonces mi mamá no aguantó el clima, venía de zona fresca, en el límite con Austria y aquí no aguantó".
El currículum que trajo de Europa lo indica graduado en la Escuela de Botánica y Agronomía. "Antes de lanzarse de lleno al ejercicio de su profesión quiso practicar los conocimientos del aula y actuó en carácter de voluntario, en el vivero de Hut, considerado uno de los más importantes de Alemania... Actuó en las construcciones de parques y jardines en diversos establecimientos de Weisbaden y Leipzig". Siguió en lo suyo como jefe de repartición del Parque Inglés y el vivero oficial del estado de Munich, hasta que la Primera Guerra lo lleva a los campos de lucha.

El alemán criollo
El pueblo natal de Meister estaba en la parte sur de su país. Sólo un río lo separaba de Austria, bastaba cruzarlo y ya estaba en ese territorio. Pero tuvo que emigrar de su tierra con mucho dolor en un viaje interminable a un país desconocido. Allá dejó a su hija, a la que recién pudo traer cuando ya estaba instalado y podía darle un hogar. Quiso mandarla a un colegio bilingüe inexistente, por tanto la pequeña hizo su primaria en la Escuela N° 1 frente a esa Plaza San Martín que estaría remodelando su padre.
Nunca dejó su lengua natal. De puertas para adentro, en su hogar, se hablaba alemán, fuera de ella: el argentino.
Pocas distracciones, trabajo y trabajo. En algunos de esos respiros iba con su esposa al Bar Munich en la calle 9 de Julio. Allí se reunía un grupo de inmigrantes de la misma nacionalidad y en el salón de atrás los hijos bailaban. Más allá en Independencia (hoy Yrigoyen) 170, el Bar Alemán daba cuenta de la existencia de algunos inmigrantes de esa nacionalidad.

Un creador
Como señalo en "Construir la identidad", "atrás de todo el verde hay una figura que hay que mantener en el recuerdo pues mucho trabajó en la zona, es la de Luis Meister. Así como Carlos Thays es nombre puesto en infinidad de parques, plazas y jardines del país, desde el Jardín Botánico de Buenos Aires hasta -por ejemplo- el Parque General San Martín de Mendoza, así también Meister está presente en el sudeste bonaerense".
Sin duda, las veredas de la ciudad guardarán los pasos de este hombre, mediana altura, de cabellos rubios y una cicatriz en la sien recibida cuando fue combatiente en la Gran Guerra de 1914-1918. Siempre vestía de traje jaspeado marrón y verde (qué casualidad ¿no?) cuando estaba fuera de servicio. Hombre de pocas palabras, tuvo una muerte trágica en 1959, el año de los festejos del 75° aniversario de la fundación de Tres Arroyos, la ciudad que ayudó a embellecer.

lunes, 8 de septiembre de 2014

El señor tecnología

EL SEÑOR TECNOLOGÍA
ESCRIBE STELLA MARIS GIL

Freedy era un estudioso de las creaciones tecnológicas que la mente humana iba generando a través del tiempo y sobre todo en las últimas décadas del siglo XX y la primera del XXI.
En su mesa de noche los libros técnicos eran parte de sus lecturas. Estudiaba y estudiaba, pensaba y creaba. Buscaba siempre la aplicación práctica, la utilidad.
En su enorme taller de Saenz Peña y Sargento Cabral pasaba parte de sus días, armaba televisores, reparaba artefactos, siempre atento a las últimas novedades que el mercado internacional ofrecía.
Su hijo Ariel  acota: “Mi viejo era tecnología pura…todos los hermanos nos criamos entre los cables”
Había nacido en 1937. Descendiente de inmigrantes alemanes, su infancia transcurrió  en el campo, en La Carlota, hasta que la familia tuvo que dejar el campo y debió empezar a trabajar para ayudarla, a pesar de sus 12 años, causa que luego le impidió completar sus estudios  en  la Escuela Industrial.
Con Mirta Iberlucía formó su hogar, tuvo sus hijos, disfrutó de sus amigos y su querido mar, allá en Claromecó.
No fue indiferente a las necesidades de la comunidad. Estaba inserto en los problemas cotidianos y allí acudía cuando lo requerían o cuando se enteraba de que alguien tenía dificultades.
Un 17 de agosto
Fredy era un devoto cristiano, llegó a ser Apóstol de la iglesia de la Religión Cristiana Argentina, cuyo templo está en Pellegrini 450.
Un 17 de agosto partió a las 5 de la mañana para Temperley en colectivo, con un grupo de fieles,  como eran muchos  agregaron dos combis más.
Era un fin de semana largo, con Feria nacional de Artesanos, festejos en honor de San Roque. En Rosario actuaban Les Luthiers y en Tres Arroyos lo hacían  Enrique Dumas y Silvio Soldán con el espectáculo “Las estrellas del tango” en el Teatro Municipal. Ulises Sanguinetti lograba  el subcampeonato nacional de media maratón y el tandilense Del Potro sumaba 19 victorias internacionales en fila.
La gente del campo se preparaba para retomar sus protestas junto a las rutas a raíz de la Resolución N° 125 y más allá de todo, el mundo seguía andando con enfrentamientos, invasiones y apetencias imperialistas. Rusia abandonaba su invasión en Georgia a pedido de la Unión Europea pero no sacaba sus tropas de allí.
Fue en ese día, que el colectivo, con los fieles de la Iglesia, se incendia en la ruta nacional N° 3, en las inmediaciones de la ciudad de San Miguel del Monte y fue también en ese momento donde se pudo apreciar la  dimensión de un hombre.
Fredy no se bajó del infierno en que se convirtió el ómnibus, se dedicó a ayudar  a los pasajeros para que bajaran rápidamente y salvaran sus vidas, uno a uno. Salvó a diez personas en total. Semiasfixiado cae en el pasillo y muere calcinado. Corría el año 2008 y la ciudad perdió uno de sus  hacedores.
Los caminos tecnológicos
Y sin embargo los caminos que hizo en el mundo de la electrónica y en el de su vida personal no se perdieron.
Para muestra tenemos el armado de los famosos tubos fluorescentes Por ser un estudioso de todo lo nuevo, fueron una de sus primeras experiencias técnico-comerciales .
El invento surgido en Estados Unidos fue patentado en 1927  y adquirido después por la General Electric quien lo sacó al mundo comercial en 1938. En Tres Arroyos Freedy prestó su atención a ellos.
  Su hijo dice “eran algo novedosos y papá llegó a armarlos aquí , a ensamblarlos, a ponerles el gas”.                                                                                                                                                               El camino de las comunicaciones. “Inventó un sistema de comunicación por radioteléfonos que después se convirtió en una Central. Estaba en el edificio Cosmos en la parte Sur. Mezclaba un transmisor con un teléfono y de esa manera lograba que se comunicaran desde el medio del campo a un teléfono fijo” o entre las lanchas pesqueras y desde ellas también a la costa. Durante el proceso cívico-militar iniciado en 1976 fue clausurada por fuerzas llegadas desde Bahía Blanca. Entre tantas intromisiones atacaron las comunicaciones porque era una vía de intercambio de ideas. “Mi viejo no lo usaba con ese sentido, le cerraron La Central de comunicaciones, tenía tres empleados, un lío grande”. Finalmente pudo demostrar que no era subversivo “y recuperó la licencia para trabajar como radiocomunicador”. La Central pudo seguir en funcionamiento. Junto con Ballone actualizaron el sistema hasta la llegada de  los celulares que  utilizó de inmediato. El sistema de radioteléfonos ya no tenía sentido y  no fue indiferente a su practicidad.
 “- ¡Atento Central!. ¡Atento Central!” y/o “-¡Habla fulano de tal del campo tal!”. Las voces se acallaron y Freddy siguió nuevos rumbos.
El camino de la televisión: No es el objetivo de este artículo hacer una historia de la televisión en Tres Arroyos, pero sí lo es, reconocer la intervención de Freedy en la misma.
Era un apasionado de las imágenes y trasmisor de saberes, lo atestigua su hijo Ariel que es “el primer camarógrafo de un canal de TV en Tres Arroyos” para quien su padre fue como un maestro.
Freedy intentó abrir un Canal de aire que iba a ser el primero en la región, repitiendo Canal 9 de Bahía Blanca e incorporándole programación local. Lo iba a hacer junto a otros socios. Nunca pudieron salir al aire. Fue una inversión fallida.
Cuando se instaló Tel3, la Repetidora local, en la década del ´60 se hizo cargo de ella. Incansable, atendía los envíos del Canal 7 de Bahía Blanca que permitía a los vecinos ver sus programaciones. Instaló la antena y “después le hacía el mantenimiento casi a diario en Irene…o sea si se cortaba el canal en medio de la noche”  tenía que ir a arreglarlo sea la hora que fuera.
Instaló los primeros canales satelitales que se veían en la región: en Claromecó, Oriente, la Cooperativa de San Francisco de Bellocq, etc. Eran unas antenas muy altas con una especie de parrilla arriba. Algunas todavía quedan. Dice Aymonino que fueron anteriores a la repetidora y que según el tiempo se podía mirar Canales de Mar del Plata o de Bahía Blanca...de acuerdo al tiempo.
Tuvo mucho que ver con el inicio de Canal 2, Televisora Color  de Tres Arroyos. Fue en 1984 junto a inversores económicamente fuertes de la ciudad, los hermanos Antonio y Alberto Maciel y los Fossati, entre otros. Aportó sus conocimientos técnicos que comenzó a aplicar dos años antes de la salida al aire. Arrancaron en la calle Falucho 650 hasta el año 1996 en que lo compró Multicanal. Fue el primer videocable de Tres Arroyos.
El camino del comercio: “Fabricaba los TV, no los compraba, compraba las piezas, los tubos todos los componentes y los fabricaba con un soldador y estaño”. Todo lo hacía en su taller “avanzadísimo para la época, tenía sistema de iluminación, botonera electrónica, todo inventado por él”. Atendía junto a su esposa a los compradores. Algunos dicen “-todavía anda el Televisor que me vendió Freedy Wolfram-”. Era la época de las válvulas, aun no se usaban los transistores. Se veía en blanco y negro                                                                                                         Dice Ariel que “el primer TV color de Tres Arroyos lo tuvimos nosotros porque mi padre viajó con los directivos de La Voz del Pueblo a Estados Unidos como técnico asesor”y de allí lo trajo para la familia.
El camino del Parque Industrial: también lo tuvo realizando instalaciones necesarias para su mejor marcha. No pudo terminar su obra a raíz de la muerte. Pero se lo recuerda con mucho afecto, por su eficiencia, inventiva y además su habilidad para la reutilización del material  que allí había y  evitar mayores compras,  reduciendo los gastos.
El camino de La Voz del Pueblo “Su relación con el diario había comenzado allá por la década del 70, en los tiempos de los linotipos y la tecnología del plomo, realizando diversas tareas referentes a la parte electrónica como la recepción de noticias y radiofotos, antes de que se generalizara la utilización de satélites”.
“Cuando la transformación tecnológica tornó imperante la necesidad de modernizarse, Alberto y Antonio Maciel (padres) lo contrataron para instalar el sistema computarizado”. (Diario La Voz del Pueblo 18/8/2008). Viajó con ellos, como indicamos anteriormente, como técnico asesor y así siguió siempre presto para  guiar, ejecutar y atender a todos con su bonhomía y esa mirada penetrante de sus ojos azules.
Dejó rastros
Lo hizo en su vida doméstica donde estaba siempre buscando elementos que le dieran más confort a su familia.
Lo hizo en la comunidad, ayudando al Hogar del  Niño del Ejército de Salvación.                                                  También en su paso por el Rotary.
 Cuando veía carencias humanas, ahí estaba presente, como fue el invento motivado por la presencia de un niño sordomudo que siempre llamaba a su puerta para pedir limosna. No solo lo ayudó en sus necesidades básicas sino que al darse cuenta que el muchacho no era sordo se puso a buscar la solución para ese problema. Y ahí surgió el invento: un aparato que le iba a permitir oir sonidos. Tiempo después lo dio a la Escuela 502. ¿Dónde estará aquel niño zarco con un mechón blanco en la cabeza?.
Freddy era muy reservado pero sus palabras eran indicadoras de una sensibilidad especial. A sus hijos le decía: “Ustedes pueden saber mucho o poco, no importa, lo que importa es que lo que hagan, lo hagan con amor”.
Él lo hizo así. Freedy Wolfram fue un verdadero lujo para sus compueblanos.


miércoles, 30 de julio de 2014

Crónicas difíciles



La memoria

Crónicas difíciles
Escribe Stella Maris Gil
-Hay una certeza muy asumida que dice “Pobres habrá siempre”. Preocupa la misma y a veces es mejor no pronunciarla por todo lo que ella implica sobre todo en la infancia.
Vasta solo una mirada en el tiempo y en nuestro espacio y un sacudón nos agita.
Así me pasó cuando ojeaba la Memoria y Balance de la Municipalidad de Tres Arroyos en 1933. La comparto. En la página 58 se refiere a “La Desocupación”. En ella el Intendente Sebastián Bracco  por decreto pide ayuda a los comerciantes para la olla popular. En los fundamentos se lee: “La afligente situación de una gran masa de obreros, que no pudieron contar con ninguna clase de trabajos y sin ningún recurso para atender su sustento…”. “A fines de año, en vísperas de los trabajos agrícolas el número de desocupados se vio enormemente aumentado por la afluencia de obreros de otras zonas”. Parece ser que el lugar de refugio eran por las vías del ferrocarril o las afueras del pueblo, de ahí iban al centro de la ciudad a deambular “por sus calles postulando de puerta en puerta y solicitando una ayuda para saciar sus necesidades más apremiantes…provocando un espectáculo que afecta … y perturba…”.
La olla popular se instaló donde hoy están los monoblock frente a la plaza Francia, calle Vélez Sarsfield, sede del Corralón Municipal “llegó a despachar más de 800 raciones diarias”.
En el otro extremo del pueblo la estadística dice que entre los años que van de 1924 a 1933 hubo 9.533 pobres internados en el Hospital Pirovano.
No sabemos por dónde andarían los hijos de estos sufrientes.
En otras páginas hay un ítem denominado Pagado para Beneficencia donde se nombran subvenciones para el Asilo de Ancianos, el Refugio de ancianos y el Orfanatorio Evangélico.
Nos detenemos en esta institución .Aquí sí podemos cronizar vidas de chicos.
Un ex pupilo
Encontrar un  bebé abandonado en las escalinatas del Internado, conocer la larga lista de niños que eran dejados por que la madre trabajaba y a la noche o el fin de semana recién podía buscarlos; sentir la tristezas de huérfanos y de tantas otras cuestiones es una problemática muy dura de sobrellevar. Lo asevera también Carlota Llamosas de la comisión de la Asociación del Menor y la Familia cuando dice: “O no tenían familia, o tenían una familia que no los quería o una familia golpeadora o familia abusadora, familias ensambladas, chicos muy golpeados, chicos a los que el juez los sacaba de la casa para poder corregir algo, cambiarles algo…”. También en nuestra ciudad el Orfanatorio, luego denominado Hogar de niños El Amanecer vivía muchas de esas circunstancias.
¿Cómo sería la vida allí adentro?. Nada mejor que escuchar el relato de un antiguo pupilo:
“Nos pusieron en el año 1940, éramos 3 hermanos…el hogar estaba hecho apropiado para tener los chicos, dos, tres o cuatro por dormitorio. En ese tiempo era mixto, hasta el año 1957 apróximadamente.” “Después no tomaban nuevas chicas cuando se fueron haciendo grandes”.
“Estuve hasta los 18 años”.
“Nos levantábamos a las siete de la mañana, abríamos la cama, bajábamos al baño, los cepillos  de dientes, estaban colgados de una varilla, era como un tenderero, se bajaba y se subía. Cada uno teníamos un número, puesto en el cepillo y nos iban poniendo el dentífrico para higienizarnos. Tocaban una campana para formar fila, con dos campanas empezábamos a entrar; teníamos que mostrar la higiene de las manos y de ahí pasábamos al comedor, desayunábamos con mate  cocido y teníamos un pequeño devocional después… Naturalmente alguna vez tuve deseos de comer más, pero igual nos alimentaban bien. De la granja traían la leche". Se refiere a la chacra que el Orfanatorio poseía en el km 500 de la ruta nacional N°3. “Lo esencial no nos faltó”.
Los chicos, en grupo, rotaban para ejecutar las tareas domésticas diarias “aprendimos a lavar los pisos, una semana estábamos en la cocina, otra en el comedor, otra en los dormitorios. Las camas las teníamos que tender todos los días”.
Iban a la escuela 29, en la calle Cangallo y en los tiempos en que no había matrícula para 5° y 6°grado continuaban sus estudios en la escuela N° 1. El Hogar tenía una imprenta y en ella aprendieron muchos  un oficio.
Siempre fueron “los del Orfanatorio”, aquellos chicos con otra forma de vida. Los muchachos del barrio a veces saltaban el paredón para jugar a la pelota y allí todos eran iguales, hasta que cada uno volvía a su casa.
 ¡Ese paredón tan singular!. “Teníamos que festejar la Navidad y muchas veces lo hacíamos, mirando por arriba del corralón, viendo como la festejaban en las casas”.
A la escuela llegaban con sus delantales, pero no llevaban zapatos  como sus compañeros. “Recuerdo un día, nos formábamos, tomábamos distancia y entrábamos al aula. Mis alpargatas estaban rotitas y la señora maestra me las miró y dijo ¡pobrecito!”.
Los recuerdos son de Roberto Góngora, un hombre agradecido a quienes  le ayudaron a vivir honestamente. Tiene una larga lista de sus hermanos del corazón: Nebel Pereyra, Rivas, Maciel, Sanchez y muchos otros, algunos se esfumaron en el tiempo otros todavía están cerca.
Los niños hoy son adultos, el tiempo no abolió sus recuerdos, sus extrañezas, esa mamá que no está, ese juguete soñado.
Tiempo después
Corría la década de los 90´ y seguían los dolores sociales. El Hogar San José de la avenida Libertad tenía una comisión de Apoyo. A ellos llamó el intendente Correa para que organizaran la atención a niños abandonados. Él decía que sus orígenes eran humildes, por eso, porque lo había vivido, buscaba soluciones a los problemas.
Así comenzaron Los Pequeños Hogares con un grupo de seis hermanos y luego ocho, con una mamá deficiente mental y padres desconocidos.
Recoger datos para la crónica es una tarea azarosa. Pero la llegada de los chicos citados son la muestra de lo que hay detrás, lo oculto.                                                                                                             Los testimonios lo dicen “Tuvimos una familia que vivía debajo de un árbol. Los padres eran laburadores. En poco tiempo conseguimos donaciones de ladrillos, chapas, puertas, ventanas, de todo un poco. Pedir y pedir. En sábado y domingo ellos mismos se hicieron un galpón grande y en él pudieron guarecerse”.
“Un día recibimos un bebé que pesaba 800 gramos y tenía un año y medio. Imaginatelo. Una empleada del Hogar se hizo cargo de él, solo por amor. Había que darle alimento con goteros, si le dabas más era malo, si le dabas menos era malo. Contra todo vivió. Venía de una matriz alcohólica. Sus padres reaparecieron y se lo llevaron”.
Cuentan que al Jardín de Infantes Frutillitas dependiente de esa Asociación venían faltando dos hermanitas. Fueron hasta su domicilio. “La casa estaba con un techo de chapa, y dos paravientos también de chapa en dos lados. El otro era la pared de un edificio antiguo y adelante una entrada con arpillera o una frazada, no recuerdo”. En un minúsculo cuchitril se encontraron a la mamá “tirada en un jergón, terminando su aborto y las nenas estaban con los pelos parados, todas sucias, todas con sangre. Llamé a la ambulancia y la llevaron al hospital y nosotros partimos con las nenas para el Jardín. Ahí las despiojaron, las lavaron, les cambiaron la ropa. Después volvieron con su madre…”.
Dentro de los Pequeños Hogares se repetía mucho de las angustias de afuera. Chicos violentos, posibilidad de escapes, destrozos del edificio, reniego de ir a las escuelas. Alguna vez una niña presa de su furia “agarró un cuchillo y empezó a amenazar y a romper todo”. Tiempo después, ya veinteañera, reapareció solo para saludar, se le había tramitado el alquiler de una casa para ella sola. Entre medias sonrisas decía:- ¿Viste lo flaca que estoy. Ahora me baño todos los días.
-¿Te gustó?
-Sabés que pasa, que si yo antes me bañaba se venían todos los hombres y algunos más para verme desnuda…”                                      
Hechos que se repiten, vividos también por la que escribe, que tuvo que cubrir a sus pequeños alumnos, pues uno de sus compañeros, ubicado dentro del grupo de los irregulares sociales, como estaban clasificados, en un momento,  escapó a la cocina robó los cuchillos que allí había y comenzó a lanzarlos al grupo.
Siguen las crónicas, con estas vidas que a veces pudieron superar las miserias de “su ambiente”.
Revolotean frases perdidas  por las calles tresarroyenses: -¿Vos no sabés cuando viene mi mamá?. - ¿Y papá qué está haciendo?.
No había mucho que contestar, solo un –Bueno, ya va a venir.
Las chicas del Asilo
La orfandad está en todos los tiempos, chicas carentes de hogar, desprotegidas. En 1927 las Hermanas de la Congregación hijas de Nuestra Señora de Lujan” fundan  el Hogar San José”.
“… atendían a 40 niñas provenientes de la ciudad y distritos vecinos, ya que no existía en la zona otra institución que se ocupara de estas problemáticas. Las niñas permanecían en el Asilo, algunas por semana, otras por mes y las menos en forma permanente, siendo el caso de éstas: no tener un hogar constituido. La enseñanza primaria, en un principio, fue impartida por las religiosas, luego fue delegada a la Escuela oficial N° 21; en sus salidas, todas usaban su uniforme (guardapolvo beige o celeste)”. La diferencia se notaba entre los alumnos eran “las chicas del Asilo”. El 15 de Marzo de 1967, se establece el Colegio Hogar San José,  que va a ser  el contenedor educativo  de esas muchachas.
Crónicas
La pobreza es hambre, abandono, dolor físico, soledad y mucho más. Pobres habrá siempre ¿será cierto?. Indiferencia también ¿O no?. Y ¿continúa …?
IMÁGENES
1)   La artista plástica Norma Poggi, de la Comarca Serrana de Ventana desde sus creaciones recrea la problemática de estas crónicas.
2)   1953: Los niños  convertidos en jóvenes aprenden un oficio en la imprenta del Orfanatorio.
3)   Momentos compartidos en el Asilo
4)   1959 (aproximadamente). Cena de ex pupilos en el Centro Danés
5)   El demolido edificio del Hogar del Niño El Amanecer en la calle Rocha