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miércoles, 10 de noviembre de 2010

El misterio de los zaguanes


EL MISTERIO DE LOS ZAGUANES

Escribe Stella Maris Gil

Tres Arroyos posee casas con zaguanes de una riqueza inestimable. Algunos están bien conservados, otros han sufrido el paso del tiempo pero mantienen su encanto. Es interesante asomarse a ellos.

“Los zaguanes antiguos eran espacios íntimos, de dos, tres, cuatro o más metros de largo, por uno y medio o dos de ancho…Los zaguanes eran como túneles comunicadores entre la vida callejera, el bullicio, y la vida interior, lo recoleto. A pesar de su angostura podían ser profundos e internarse prácticamente hasta el centro mismo de la casa, o de la manzana, según donde terminaran los patios” (Mempo Giardinelli. “El Santo Oficio de la Memoria”).
Hasta la puerta cancel se llega. Más allá está la intimidad de la casa.
En realidad son lugares fríos, sin calefacción.

Los deslices del amor
En las ternuras del amor el frío no se sentía; había mucha ebullición de la sangre que tornaba agradable la temperatura. Despedida y llegada del novio y nada más que novio, los amoríos circunstanciales no tenían acceso.
Como dijimos, estaba el momento único de la despedida de los novios, de las caricias en solitario, prestas a desaparecer cuando la puerta cancel se habría abruptamente y mandaba a la calle al candidato apasionado. La vigilancia de los mayores era estricta. “Basta de hacer zaguán, se acabó el momento de “pelar la pava” –se decía- dicho que marca el tiempo que lleva desplumar a dicha ave, suficiente para la despedida de los jóvenes. Una estancia mayor se suponía peligroso. Se cuenta que en la provincia de Entre Ríos se dictó una resolución policial que prohibía a las parejas estar en los zaguanes después de las 22 horas. ¿Sería tan peligroso, me pregunto?.
No se por qué será pero hay muchos vecinos de antaño que cuando se les dice ¡Oh los zaguanes! sonríen con picardía ¡qué recuerdos le traerá!.

Momentos de antesala
El zaguán, palabra de origen árabe-hispano: istawán, es el lugar de la casa destinado a pasajes, a pocos instantes. Diría Mac Auge, los no lugares.
En realidad no eran tan de paso.
Era el lugar de las confidencias, de lo que nadie tenía que saber, de los secretos. Sitio ideal donde las paredes no oyen.
Espacio de risas infantiles, del juego a la payana o a las figuritas cuando los chicos no podían salir al patio por alguna inclemencia del tiempo. Ruidos que generaban la alteración de los mayores si se producían a la hora de la siesta. Ahí estabas a resguardo de tus mayores y de las intromisiones de la calle. Desde allí podías ver toda la casa. Si no estaban colocadas las cortinas de macramé, tu mirada llegaba hasta el jardín. Hasta la puerta cancel se llega. Más allá está la intimidad..Alguna muchachita pasaba horas acurrucada en el piso, atormentada por una pena adolescente en esa semipenumbra solo iluminada por la banderola de la puerta de calle en rechazo de la luz que generaba la lámpara del techo.
Eran el acceso de muchas casas construidas en las primeras décadas del siglo XX. Tenían diferentes decoraciones según el caso. Después de la crisis del 30 se simplificó la construcción y ya no hubo más paredes revestidas con mosaicos con aves o sobre relieves de colores, altos techos con imágenes, lámparas de bronce y cristal.

Testimonios
Testimonio de S. –Cuando hay una persona que no conozco, la atiendo en el zaguán-.
Testimonio de J.: -En mi época ibas con un muchacho a tomar una copa o un café a La Perla y ya eras novio. Si a vos te gustaba alguien que estaba separado ¡listo! morías. En los zaguanes había besitos, nada más. Después aparecía el ogro del padre y el candidato salía disparado-.
Testimonio de V: - En la década del ´50 nos encontrábamos en el zaguán de las hijas de Borton en Chacabuco 529 y de allí partíamos para el centro, dábamos vuelta a la rambla de Moreno que era un poquito mejor ambiente que la “vuelta al perro”. La casa del encuentro se vendió; tuvo diversas intervenciones pero el zaguán sigue conservando los mosaicos azul Tiziano.

La mirada
Caminar y caminar por las calles de la región y percibir lo que hay hacia adentro, ese es el desafío para encontrar bellezas escondidas que sorprenden por su estética o los vestigios de otras, semidestruidas o las que fueron sometidas a sucesivas intervenciones.

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