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lunes, 8 de septiembre de 2014

El señor tecnología

EL SEÑOR TECNOLOGÍA
ESCRIBE STELLA MARIS GIL

Freedy era un estudioso de las creaciones tecnológicas que la mente humana iba generando a través del tiempo y sobre todo en las últimas décadas del siglo XX y la primera del XXI.
En su mesa de noche los libros técnicos eran parte de sus lecturas. Estudiaba y estudiaba, pensaba y creaba. Buscaba siempre la aplicación práctica, la utilidad.
En su enorme taller de Saenz Peña y Sargento Cabral pasaba parte de sus días, armaba televisores, reparaba artefactos, siempre atento a las últimas novedades que el mercado internacional ofrecía.
Su hijo Ariel  acota: “Mi viejo era tecnología pura…todos los hermanos nos criamos entre los cables”
Había nacido en 1937. Descendiente de inmigrantes alemanes, su infancia transcurrió  en el campo, en La Carlota, hasta que la familia tuvo que dejar el campo y debió empezar a trabajar para ayudarla, a pesar de sus 12 años, causa que luego le impidió completar sus estudios  en  la Escuela Industrial.
Con Mirta Iberlucía formó su hogar, tuvo sus hijos, disfrutó de sus amigos y su querido mar, allá en Claromecó.
No fue indiferente a las necesidades de la comunidad. Estaba inserto en los problemas cotidianos y allí acudía cuando lo requerían o cuando se enteraba de que alguien tenía dificultades.
Un 17 de agosto
Fredy era un devoto cristiano, llegó a ser Apóstol de la iglesia de la Religión Cristiana Argentina, cuyo templo está en Pellegrini 450.
Un 17 de agosto partió a las 5 de la mañana para Temperley en colectivo, con un grupo de fieles,  como eran muchos  agregaron dos combis más.
Era un fin de semana largo, con Feria nacional de Artesanos, festejos en honor de San Roque. En Rosario actuaban Les Luthiers y en Tres Arroyos lo hacían  Enrique Dumas y Silvio Soldán con el espectáculo “Las estrellas del tango” en el Teatro Municipal. Ulises Sanguinetti lograba  el subcampeonato nacional de media maratón y el tandilense Del Potro sumaba 19 victorias internacionales en fila.
La gente del campo se preparaba para retomar sus protestas junto a las rutas a raíz de la Resolución N° 125 y más allá de todo, el mundo seguía andando con enfrentamientos, invasiones y apetencias imperialistas. Rusia abandonaba su invasión en Georgia a pedido de la Unión Europea pero no sacaba sus tropas de allí.
Fue en ese día, que el colectivo, con los fieles de la Iglesia, se incendia en la ruta nacional N° 3, en las inmediaciones de la ciudad de San Miguel del Monte y fue también en ese momento donde se pudo apreciar la  dimensión de un hombre.
Fredy no se bajó del infierno en que se convirtió el ómnibus, se dedicó a ayudar  a los pasajeros para que bajaran rápidamente y salvaran sus vidas, uno a uno. Salvó a diez personas en total. Semiasfixiado cae en el pasillo y muere calcinado. Corría el año 2008 y la ciudad perdió uno de sus  hacedores.
Los caminos tecnológicos
Y sin embargo los caminos que hizo en el mundo de la electrónica y en el de su vida personal no se perdieron.
Para muestra tenemos el armado de los famosos tubos fluorescentes Por ser un estudioso de todo lo nuevo, fueron una de sus primeras experiencias técnico-comerciales .
El invento surgido en Estados Unidos fue patentado en 1927  y adquirido después por la General Electric quien lo sacó al mundo comercial en 1938. En Tres Arroyos Freedy prestó su atención a ellos.
  Su hijo dice “eran algo novedosos y papá llegó a armarlos aquí , a ensamblarlos, a ponerles el gas”.                                                                                                                                                               El camino de las comunicaciones. “Inventó un sistema de comunicación por radioteléfonos que después se convirtió en una Central. Estaba en el edificio Cosmos en la parte Sur. Mezclaba un transmisor con un teléfono y de esa manera lograba que se comunicaran desde el medio del campo a un teléfono fijo” o entre las lanchas pesqueras y desde ellas también a la costa. Durante el proceso cívico-militar iniciado en 1976 fue clausurada por fuerzas llegadas desde Bahía Blanca. Entre tantas intromisiones atacaron las comunicaciones porque era una vía de intercambio de ideas. “Mi viejo no lo usaba con ese sentido, le cerraron La Central de comunicaciones, tenía tres empleados, un lío grande”. Finalmente pudo demostrar que no era subversivo “y recuperó la licencia para trabajar como radiocomunicador”. La Central pudo seguir en funcionamiento. Junto con Ballone actualizaron el sistema hasta la llegada de  los celulares que  utilizó de inmediato. El sistema de radioteléfonos ya no tenía sentido y  no fue indiferente a su practicidad.
 “- ¡Atento Central!. ¡Atento Central!” y/o “-¡Habla fulano de tal del campo tal!”. Las voces se acallaron y Freddy siguió nuevos rumbos.
El camino de la televisión: No es el objetivo de este artículo hacer una historia de la televisión en Tres Arroyos, pero sí lo es, reconocer la intervención de Freedy en la misma.
Era un apasionado de las imágenes y trasmisor de saberes, lo atestigua su hijo Ariel que es “el primer camarógrafo de un canal de TV en Tres Arroyos” para quien su padre fue como un maestro.
Freedy intentó abrir un Canal de aire que iba a ser el primero en la región, repitiendo Canal 9 de Bahía Blanca e incorporándole programación local. Lo iba a hacer junto a otros socios. Nunca pudieron salir al aire. Fue una inversión fallida.
Cuando se instaló Tel3, la Repetidora local, en la década del ´60 se hizo cargo de ella. Incansable, atendía los envíos del Canal 7 de Bahía Blanca que permitía a los vecinos ver sus programaciones. Instaló la antena y “después le hacía el mantenimiento casi a diario en Irene…o sea si se cortaba el canal en medio de la noche”  tenía que ir a arreglarlo sea la hora que fuera.
Instaló los primeros canales satelitales que se veían en la región: en Claromecó, Oriente, la Cooperativa de San Francisco de Bellocq, etc. Eran unas antenas muy altas con una especie de parrilla arriba. Algunas todavía quedan. Dice Aymonino que fueron anteriores a la repetidora y que según el tiempo se podía mirar Canales de Mar del Plata o de Bahía Blanca...de acuerdo al tiempo.
Tuvo mucho que ver con el inicio de Canal 2, Televisora Color  de Tres Arroyos. Fue en 1984 junto a inversores económicamente fuertes de la ciudad, los hermanos Antonio y Alberto Maciel y los Fossati, entre otros. Aportó sus conocimientos técnicos que comenzó a aplicar dos años antes de la salida al aire. Arrancaron en la calle Falucho 650 hasta el año 1996 en que lo compró Multicanal. Fue el primer videocable de Tres Arroyos.
El camino del comercio: “Fabricaba los TV, no los compraba, compraba las piezas, los tubos todos los componentes y los fabricaba con un soldador y estaño”. Todo lo hacía en su taller “avanzadísimo para la época, tenía sistema de iluminación, botonera electrónica, todo inventado por él”. Atendía junto a su esposa a los compradores. Algunos dicen “-todavía anda el Televisor que me vendió Freedy Wolfram-”. Era la época de las válvulas, aun no se usaban los transistores. Se veía en blanco y negro                                                                                                         Dice Ariel que “el primer TV color de Tres Arroyos lo tuvimos nosotros porque mi padre viajó con los directivos de La Voz del Pueblo a Estados Unidos como técnico asesor”y de allí lo trajo para la familia.
El camino del Parque Industrial: también lo tuvo realizando instalaciones necesarias para su mejor marcha. No pudo terminar su obra a raíz de la muerte. Pero se lo recuerda con mucho afecto, por su eficiencia, inventiva y además su habilidad para la reutilización del material  que allí había y  evitar mayores compras,  reduciendo los gastos.
El camino de La Voz del Pueblo “Su relación con el diario había comenzado allá por la década del 70, en los tiempos de los linotipos y la tecnología del plomo, realizando diversas tareas referentes a la parte electrónica como la recepción de noticias y radiofotos, antes de que se generalizara la utilización de satélites”.
“Cuando la transformación tecnológica tornó imperante la necesidad de modernizarse, Alberto y Antonio Maciel (padres) lo contrataron para instalar el sistema computarizado”. (Diario La Voz del Pueblo 18/8/2008). Viajó con ellos, como indicamos anteriormente, como técnico asesor y así siguió siempre presto para  guiar, ejecutar y atender a todos con su bonhomía y esa mirada penetrante de sus ojos azules.
Dejó rastros
Lo hizo en su vida doméstica donde estaba siempre buscando elementos que le dieran más confort a su familia.
Lo hizo en la comunidad, ayudando al Hogar del  Niño del Ejército de Salvación.                                                  También en su paso por el Rotary.
 Cuando veía carencias humanas, ahí estaba presente, como fue el invento motivado por la presencia de un niño sordomudo que siempre llamaba a su puerta para pedir limosna. No solo lo ayudó en sus necesidades básicas sino que al darse cuenta que el muchacho no era sordo se puso a buscar la solución para ese problema. Y ahí surgió el invento: un aparato que le iba a permitir oir sonidos. Tiempo después lo dio a la Escuela 502. ¿Dónde estará aquel niño zarco con un mechón blanco en la cabeza?.
Freddy era muy reservado pero sus palabras eran indicadoras de una sensibilidad especial. A sus hijos le decía: “Ustedes pueden saber mucho o poco, no importa, lo que importa es que lo que hagan, lo hagan con amor”.
Él lo hizo así. Freedy Wolfram fue un verdadero lujo para sus compueblanos.


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