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martes, 7 de julio de 2015

Mirada de poeta

MIRADA DE POETA
Escribe Stella Maris Gil
Mirar el pasado desde la rima es también hacer historia.
Los paisajes, las costumbres, el devenir cotidiano es recreado con mucha profundidad por los poetas,  que a veces rescatan secretos que a simple vista no vemos.
El poeta escribe desde su inspiración.
 Nos muestran aspectos de nuestra realidad  nos devuelven bellezas que ignoramos.
Son muchos los que le han escrito a esta tierra tresarroyense, por eso la selección es arbitraria e injusta, pero se debe a que no nos alcanzarían las páginas de un libro para transcribir las múltiples creaciones que existen.
Queda para vuestro goce o fastidio por las lógicas ausencias, algunos versos.
En junio de 1984, José Araujo, tresarroyense  residente en Carlos Paz envió un poema  para la audición radial “De todo un poco” dirigida por el doctor Fernández:
Avenida Moreno
Por  tus extremos andan vigilando la historia
Un antiguo palacio, la libertad invicta.
Encuadernan diez cuadras de viejas letanías
Con ecos reservados en el mejor bolsillo.
Te recuerdo con ramblas y techos de pizarra
Y he visto por tus venas transitar la República
En ardientes mitines bajo las arboledas.
Por las anchas veredas ingresaban tus hijos
A la casona grande donde el viejo maestro
Se cambiaba saludos con doña pampa rosa,
Porque Orfanó les puso miradas a los bronces
Te anduve muchos años por una cuadra u otra
Detenido en un cuadro, escuchando a un caudillo,
Caminando el noviazgo, compartiendo unos tragos
Allí, por los castillos expuestos con orgullo
Porque te enseñaron para lucir recuerdos
Yo se que te quitaron tu nervadura al centro
Para que seas más ancha con asfalto y semáforos.
No obstante seguís siendo mi avenida Moreno.
Cuando vaya a tu encuentro me pararé en tus hombros
Para ofrecer mis manos desde un extremo al otro
Y en una noche de ésas, con mis ganas llegando,
Te cantaré mis versos en un banco del medio.

Don José “Pepe” Carrera fue entre otras múltiples tareas, Presidente del Banco Comercial y de la Liga del Comercio y la Industria. Gestor de la Fundación Banco Comercial, que impulsó las artes en la región y promovió las actividades del Museo de Bellas Artes. Un hombre de actividad incesante.
En 1965 publica su libro “Voces de la llanura”. En el prólogo indica “Fueron mis llanuras, en las que nací y vivo, con su imponente grandeza, con su maravillosa serenidad, con esa inmensidad de horizontes que hacen palpitar el corazón en la sublime sensación de libertad plena, y la noble sencillez de sus gentes, sus hábitos de trabajo, sus tradiciones y costumbres, las que pusieron vibraciones en mi alma y emoción en mi sentir para dar voz a mi pensamiento”.
MADRE TIERRA
Bajo la caricia doliente de la reja
Palpita la virginidad de la llanura,
Y es expresión de boca abierta al beso,
El desgarrado suelo en su negrura.

Con suavidad amorosa da la semilla
La mano labradora encallecida,
Y el agua y el sol son esperanzas
Para ver la llanura florecida.

Luego gesta la fuerza de la tierra
En su pródiga entraña amor de madre;
Y es alumbramiento de armonías
La rubia bendición de los trigales

Así muestra el campo tresarroyense que él siente.
Cada poesía va acompañada, en su libro, por ilustraciones de pintores de la talla de Héctor Basaldúa, Santiago Cogorno, Vicente  Forte, Presas, Raúl Soldi, etc.. Imagen y poesía para cantarle a su patria chica.
Una prosa que es casi poesía la escribió Marta Vega de Bonifacio en el diario La Voz del Pueblo del 24 de abril de 2004, donde le da presencia a la protagonista de uno de los concursos de pesca más acreditados de nuestra costa atlántica en sus tres balnearios
“La oscuridad no era problema, al contrario, la ocultaba…Se sentía fresca, liviana…Era placentera su vida, en un lugar tan agradable, con alimentos a su alcance y toda la libertad del mundo.
De pronto esta tranquilidad se vio turbada por sonidos extraños, sonidos como ondas expansivas que la alcanzaban y la agitaban.
Notó a su alrededor algo indefinido. Vio elementos extraños que se acercaban a ella hasta casi tocarla.
Acercarse fue su perdición. Sintió un dolor intenso. Sacudió su cuerpo desesperadamente, quiso alejarse y no pudo.
Se sintió elevada velozmente y el temblor se acentuó. ¿Hacia dónde la llevaban?. Algo grave le estaba pasando, algo tan grave como perder la vida.
Sus ojos siempre abiertos, espantados, vieron muchos pies a su alrededor. ¡Eran hombres!. Nunca los había visto tan cerca.
-¡Hermosa! Decían
-¡Y qué peso!
-¿Será nuestro día de suerte?.
Su corazón estallaba pero alcanzó ver como la colgaban de unos caños semejantes a un perchero.
Sus ojos se nublaban, ya no veía. Se consumía en estertores.
Como viniendo de muy lejos, mientras su vida se escurría escuchó: -¡con esa corvina seguro ganamos el concurso!.”
José Piro “escultor, pensador y militante por las causas populares” en 2006 publica su libro “Un hombre libre”. De allí extraigo un fragmento del poema que escribió en 1972 en conmemoración de los 70 años del diario de Tres Arroyos.
“La Voz del Pueblo”.
“…Setenta años de historia buena.
Setenta años de historia mala
Setenta años de zigzagueo de nuestra marcha.
¡Cómo no van a caber los recuerdos grandes
Los recuerdos chicos!.
Los Sacco y Vanzzetis, mártires.
Los Rosenbergs, mártires”.
El mundo pasa por el poema de Piro que concluye así:
“¡Salud tiempos buenos! Salud!
Salud, Bianchi.
Salud, Valle.
Salud, Franzozi, Salud!
¡Salud trabajadores, héroes anónimos
De la gran gesta”…
“¡El mundo es vuestro, ya!
Salud Petrini.
Salud,
Bernasconi, salud
Pérez, Salud
¡Salud “La Voz del Pueblo”
¡Salud Greco!
Gran maestro de la pluma y la verdad,
Austero y fecundo en este siglo de esperanzas…”
“Setenta años prolongando la nueva aurora
De Tres Arroyos y del mundo
Viene asomando, roja, ardiente
Justa y vibrante
“La Voz del Pueblo” ¡Salud!”

Héctor Daniel Izurieta en su libro “Desde los surcos y el viento” editado en 1983, recorre el paisaje y la vida del Sudeste bonaerense.
Las casitas de Broilo R.P.” (fragmento)

“Mostrando tras la ciudad
Con humildad su grandeza
Se alza lo que a la pobreza
Pone un bálsamo bendito.
Me refiero a los Ranchitos
De la Virgen de Luján
Y a ese humanitario plan
De dar un techo gratuito
Hasta crecer los hijitos
Y puedan ganarse el pan

No son  ningún rascacielos
Sí viviendas decorosas
Son la ayuda generosa
De la familia pudiente
Son la vocación ardiente
De un cura que pedalea
Mientras reúne planea
Lo de una vivienda más
Bandera de amor y paz
Que en el suburbio flamea.

Cuentan que en noche de amigos
A los naipes se trenzaron
Por un billete jugaron
Que dos debían pagar;
Pero los cuatro a cobrar
Si aquel salía premiado
Quedando allí aclarado
(ponencia de un sueño ancho)
La mitad para los ranchos
Si salían agraciados.

Y vino la suerte linda
Y salió como en los cuentos
Con un millón novecientos
Y algunos pesitos más,
Ninguno se echó atrás
o donaron sin más leyes
Y Broilo, el día de Reyes
Abrió cinco ranchos más.
Ahí están por donaciones
Del animoso y pudiente
Sirviendo siempre de puente
La mano del religioso;
Del aporte generoso
No se pierde una hilachita…”

 Y siguen los creadores generando belleza con el patrimonio tangible e intangible de la región, lo que somos, lo que soñamos, lo que deseamos, lo que vivimos.
Las escritos de tantos escritores, reflejando sus quehaceres cotidianos, como la maestra Elba Tancredi de Ochandio que a raíz del centenario de la escuela N°3 en agosto de 1987,”escribía:
100 años (fragmento)
“Y vuelvo atrás en el tiempo,
Cuando yo era tu alumna,
Y se agolpa la nostalgia
Y la garganta se aprieta…”
Y se hacen trizas las lágrimas…
…recuerdo al buen Resentera
Que en su cuartito de chapa
Guardaba mapas y tizas
Y la tinta preparaba…”
“…Y tus recuerdos soleados
Con manchas y con rayuelas
Con estribillos y rondas
Que desbordaban la vida
En bulliciosa armonía…”                                
Ángela R.Scalella de Parisi en su libro “Manos vacías” editado en 1969 pinta personajes que muchas veces no vemos en su dimensión pero están:
Las enfermeras
“Ahí están…
Cuidando al moribundo,
Al ciego, al gemebundo
Con mano maternal.

Como rosas blancas,
Ante las camas se abren,
Recorriendo hospitales;
Aligerando sábanas.

…Y no importa si llega,
El pestilente leproso:
Para él, sus mismos ojos;
Para él su misma venda!

Sangran las heridas,
Pulula la llaga,
Que sus manos lavan.
¡Mujeres sufridas!

Al rico y al pobre,
Escanciando dolores
Con ternura sin nombre,

Amantes se dan:
Ya en nuestros pechos tienen,
La gracia de un altar.”


Irma Othar, legisladora, militante de los derechos sociales, en su libro “Reencuentro”, nos muestra historias que se repiten, el barrio y la pobreza:
“Nueve años”
“Yo tenía nueve años
Mi ilusión era jugar
Pero interrumpió mi sueño
La miseria de mi hogar

Y muy pronto de niñera
Salí al mundo a trabajar
Y consolaba mi sueño
Viendo a otras niñas jugar”


Los poetas tresarroyenses siguen y seguirán trayendo a la memoria, este mundo compartido.

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