MIRADA DE POETA
Escribe Stella Maris
Gil
Mirar el pasado desde la rima es también hacer historia.
Los paisajes, las costumbres, el devenir cotidiano es recreado
con mucha profundidad por los poetas, que a veces rescatan secretos que a simple
vista no vemos.
El poeta escribe desde su inspiración.
Nos muestran aspectos
de nuestra realidad nos devuelven
bellezas que ignoramos.
Son muchos los que le han escrito a esta tierra
tresarroyense, por eso la selección es arbitraria e injusta, pero se debe a que
no nos alcanzarían las páginas de un libro para transcribir las múltiples
creaciones que existen.
Queda para vuestro goce o fastidio por las lógicas
ausencias, algunos versos.
En junio de 1984, José Araujo, tresarroyense residente en Carlos Paz envió un poema para la audición radial “De todo un poco”
dirigida por el doctor Fernández:
Avenida Moreno
Por tus extremos andan vigilando la historia
Un antiguo
palacio, la libertad invicta.
Encuadernan
diez cuadras de viejas letanías
Con ecos
reservados en el mejor bolsillo.
Te recuerdo
con ramblas y techos de pizarra
Y he visto
por tus venas transitar la República
En ardientes
mitines bajo las arboledas.
Por las
anchas veredas ingresaban tus hijos
A la casona
grande donde el viejo maestro
Se cambiaba
saludos con doña pampa rosa,
Porque
Orfanó les puso miradas a los bronces
Te anduve
muchos años por una cuadra u otra
Detenido en
un cuadro, escuchando a un caudillo,
Caminando el
noviazgo, compartiendo unos tragos
Allí, por
los castillos expuestos con orgullo
Porque te
enseñaron para lucir recuerdos
Yo se que te
quitaron tu nervadura al centro
Para que
seas más ancha con asfalto y semáforos.
No obstante
seguís siendo mi avenida Moreno.
Cuando vaya
a tu encuentro me pararé en tus hombros
Para ofrecer
mis manos desde un extremo al otro
Y en una
noche de ésas, con mis ganas llegando,
Te cantaré
mis versos en un banco del medio.
Don José “Pepe” Carrera fue entre otras múltiples tareas,
Presidente del Banco Comercial y de la Liga del Comercio y la Industria. Gestor
de la Fundación Banco Comercial, que impulsó las artes en la región y promovió
las actividades del Museo de Bellas Artes. Un hombre de actividad incesante.
En 1965 publica su libro “Voces de la llanura”. En el
prólogo indica “Fueron mis llanuras, en las que nací y vivo, con su imponente
grandeza, con su maravillosa serenidad, con esa inmensidad de horizontes que
hacen palpitar el corazón en la sublime sensación de libertad plena, y la noble
sencillez de sus gentes, sus hábitos de trabajo, sus tradiciones y costumbres,
las que pusieron vibraciones en mi alma y emoción en mi sentir para dar voz a
mi pensamiento”.
MADRE TIERRA
Bajo la
caricia doliente de la reja
Palpita la
virginidad de la llanura,
Y es
expresión de boca abierta al beso,
El
desgarrado suelo en su negrura.
Con
suavidad amorosa da la semilla
La mano
labradora encallecida,
Y el agua
y el sol son esperanzas
Para ver
la llanura florecida.
Luego
gesta la fuerza de la tierra
En su
pródiga entraña amor de madre;
Y es
alumbramiento de armonías
La rubia
bendición de los trigales
Así muestra el campo
tresarroyense que él siente.
Cada poesía va acompañada, en su
libro, por ilustraciones de pintores de la talla de Héctor Basaldúa, Santiago
Cogorno, Vicente Forte, Presas, Raúl
Soldi, etc.. Imagen y poesía para cantarle a su patria chica.
Una prosa que es casi poesía la
escribió Marta Vega de Bonifacio en el diario La Voz del Pueblo del 24 de abril
de 2004, donde le da presencia a la protagonista de uno de los concursos de
pesca más acreditados de nuestra costa atlántica en sus tres balnearios
“La
oscuridad no era problema, al contrario, la ocultaba…Se sentía fresca,
liviana…Era placentera su vida, en un lugar tan agradable, con alimentos a su
alcance y toda la libertad del mundo.
De pronto
esta tranquilidad se vio turbada por sonidos extraños, sonidos como ondas
expansivas que la alcanzaban y la agitaban.
Notó a su
alrededor algo indefinido. Vio elementos extraños que se acercaban a ella hasta
casi tocarla.
Acercarse
fue su perdición. Sintió un dolor intenso. Sacudió su cuerpo desesperadamente,
quiso alejarse y no pudo.
Se sintió
elevada velozmente y el temblor se acentuó. ¿Hacia dónde la llevaban?. Algo
grave le estaba pasando, algo tan grave como perder la vida.
Sus ojos
siempre abiertos, espantados, vieron muchos pies a su alrededor. ¡Eran
hombres!. Nunca los había visto tan cerca.
-¡Hermosa!
Decían
-¡Y qué
peso!
-¿Será
nuestro día de suerte?.
Su corazón
estallaba pero alcanzó ver como la colgaban de unos caños semejantes a un
perchero.
Sus ojos
se nublaban, ya no veía. Se consumía en estertores.
Como
viniendo de muy lejos, mientras su vida se escurría escuchó: -¡con esa corvina
seguro ganamos el concurso!.”
José Piro “escultor, pensador y
militante por las causas populares” en 2006 publica su libro “Un hombre libre”.
De allí extraigo un fragmento del poema que escribió en 1972 en conmemoración
de los 70 años del diario de Tres Arroyos.
“La Voz del Pueblo”.
“…Setenta
años de historia buena.
Setenta
años de historia mala
Setenta años
de zigzagueo de nuestra marcha.
¡Cómo no
van a caber los recuerdos grandes
Los
recuerdos chicos!.
Los Sacco
y Vanzzetis, mártires.
Los
Rosenbergs, mártires”.
El mundo
pasa por el poema de Piro que concluye así:
“¡Salud
tiempos buenos! Salud!
Salud,
Bianchi.
Salud,
Valle.
Salud,
Franzozi, Salud!
¡Salud
trabajadores, héroes anónimos
De la gran
gesta”…
“¡El mundo
es vuestro, ya!
Salud
Petrini.
Salud,
Bernasconi,
salud
Pérez,
Salud
¡Salud “La
Voz del Pueblo”
¡Salud
Greco!
Gran
maestro de la pluma y la verdad,
Austero y
fecundo en este siglo de esperanzas…”
“Setenta
años prolongando la nueva aurora
De Tres
Arroyos y del mundo
Viene
asomando, roja, ardiente
Justa y
vibrante
“La Voz
del Pueblo” ¡Salud!”
Héctor Daniel Izurieta en su
libro “Desde los surcos y el viento” editado en 1983, recorre el paisaje y la
vida del Sudeste bonaerense.
“Las casitas de Broilo R.P.” (fragmento)
“Mostrando
tras la ciudad
Con
humildad su grandeza
Se alza lo
que a la pobreza
Pone un
bálsamo bendito.
Me refiero
a los Ranchitos
De la
Virgen de Luján
Y a ese
humanitario plan
De dar un
techo gratuito
Hasta
crecer los hijitos
Y puedan
ganarse el pan
No
son ningún rascacielos
Sí
viviendas decorosas
Son la
ayuda generosa
De la
familia pudiente
Son la
vocación ardiente
De un cura
que pedalea
Mientras
reúne planea
Lo de una
vivienda más
Bandera de
amor y paz
Que en el
suburbio flamea.
Cuentan
que en noche de amigos
A los
naipes se trenzaron
Por un
billete jugaron
Que dos debían
pagar;
Pero los
cuatro a cobrar
Si aquel
salía premiado
Quedando
allí aclarado
(ponencia
de un sueño ancho)
La mitad
para los ranchos
Si salían
agraciados.
Y vino la
suerte linda
Y salió
como en los cuentos
Con un
millón novecientos
Y algunos
pesitos más,
Ninguno se
echó atrás
o donaron
sin más leyes
Y Broilo,
el día de Reyes
Abrió
cinco ranchos más.
Ahí están
por donaciones
Del
animoso y pudiente
Sirviendo
siempre de puente
La mano
del religioso;
Del aporte
generoso
No se
pierde una hilachita…”
Y siguen los creadores generando belleza con
el patrimonio tangible e intangible de la región, lo que somos, lo que soñamos,
lo que deseamos, lo que vivimos.
Las escritos de tantos
escritores, reflejando sus quehaceres cotidianos, como la maestra Elba Tancredi
de Ochandio que a raíz del centenario de la escuela N°3 en agosto de
1987,”escribía:
100 años (fragmento)
“Y vuelvo
atrás en el tiempo,
Cuando yo
era tu alumna,
Y se
agolpa la nostalgia
Y la
garganta se aprieta…”
Y se hacen
trizas las lágrimas…
…recuerdo
al buen Resentera
Que en su
cuartito de chapa
Guardaba
mapas y tizas
Y la tinta
preparaba…”
“…Y tus
recuerdos soleados
Con
manchas y con rayuelas
Con
estribillos y rondas
Que
desbordaban la vida
En
bulliciosa armonía…”
Ángela R.Scalella de Parisi en su
libro “Manos vacías” editado en 1969 pinta personajes que muchas veces no vemos
en su dimensión pero están:
Las
enfermeras
“Ahí
están…
Cuidando
al moribundo,
Al ciego,
al gemebundo
Con mano
maternal.
Como rosas
blancas,
Ante las
camas se abren,
Recorriendo
hospitales;
Aligerando
sábanas.
…Y no
importa si llega,
El
pestilente leproso:
Para él,
sus mismos ojos;
Para él su
misma venda!
Sangran
las heridas,
Pulula la
llaga,
Que sus
manos lavan.
¡Mujeres
sufridas!
Al rico y
al pobre,
Escanciando
dolores
Con
ternura sin nombre,
Amantes se
dan:
Ya en
nuestros pechos tienen,
La gracia
de un altar.”
Irma Othar, legisladora,
militante de los derechos sociales, en su libro “Reencuentro”, nos muestra historias
que se repiten, el barrio y la pobreza:
“Nueve años”
“Yo tenía
nueve años
Mi ilusión
era jugar
Pero
interrumpió mi sueño
La miseria
de mi hogar
Y muy
pronto de niñera
Salí al
mundo a trabajar
Y
consolaba mi sueño
Viendo a
otras niñas jugar”
Los poetas tresarroyenses siguen
y seguirán trayendo a la memoria, este mundo compartido.
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