SOY EDUARDO GALEANO Y PIENSO QUE MIS VENAS RESISTEN A PESAR DE LOS CORTES
Y LAS PÉRDIDAS. SON FUERTES Y CREO QUE,
A PESAR DE PECAR DE SOBERBIO, AÚN
DESPUÉS DE MI MUERTE RECORRERÁN SÓLIDA TODA ESTA AMÉRICA QUE TANTO QUIERO.
YO LA PINTÉ
CON PALABRAS “UNO ESCRIBE A PARTIR DE
UNA NECESIDAD DE COMUNICACIÓN Y DE COMUNIÓN CON LOS DEMÁS, PARA DENUNCIAR LO
QUE DUELE Y COMPARTIR LO QUE DA ALEGRÍA”… “UNO ESCRIBE, EN REALIDAD, PARA LA
GENTE CON CUYA GENTE, O MALA SUERTE, UNO SE SIENTE IDENTIFICADO, LOS MALCOMIDOS,
LOS MALDORMIDOS, LOS REBELDES Y LOS HUMILLADOS DE ESTA TIERRA, Y LA MAYORÍA DE
ELLOS NO SABE LEER”.(del libro “Úselo y tírelo”)
Y AHÍ ME DI
CUENTA DE LAS ARTIMAÑAS DEL LENGUAJE
“LOS POBRES SE LLAMAN CARENTES O CARENCIADOS. LA EXPULSIÓN DE LOS NIÑOS POBRES
SE LLAMA DESERCIÓN ESCOLAR. LOS CRIMINALES QUE NO SON POBRES SE LLAMAN
PSICÓPATAS. LOS PAÍSES POBRES SON PAÍSES EN VÍAS DE DESARROLLO. PARA DECIR
CIEGOS , SE DICE NO VIDENTES. UN NEGRO ES UN HOMBRE DE COLOR. EN LUGAR DE
DICTADURA SE DICE PROCESO Y LAS TORTURAS SE LLAMAN APREMIOS ILEGALES. NO SE
DICE MUERTE, SINO DESAPARECIÓN FÍSICA.
DONDE DICE LARGA Y PENOSA ENFEMEDAD DEBE LEERSE CÁNCER O SIDA; REPENTINA
DOLENCIA SIGNIFICA INFARTO. LOS MUERTOS POR BOMBARDEOS YA NO SON MUERTOS: SON
DAÑOS COLATERALES. NO SE DICE CAPITALISMO SINO ECONOMÍA DE MERCADO. A LA LEY DE
LA CIUDAD LA LLAMAN LEY DE LA SELVA” (“El mundo visto desde una ecología
latinoamericana”).
Por eso me
propuse dar a cada palabra su verdadero sentido, sin ocultamientos, cuyo
significado llegara a todos, se agrandaran las letras y se convirtieran en los
pensamientos de aquellos defensores de ideas que abrazan a los pueblos, los atienden,
los acompañan. Sobre todo a aquellos cuyas crisis los tuvieran aplastados en el
marco de la incomprensión.
¡Qué mejor
que una revista para volver realidad esas necesidades!.
Así salió
CRISIS conteniendo todas las palabras necesarias, ni una más ni una menos.
Fue un gran
esfuerzo sobre todo pecuniario, pero mi amigo tresarroyense Fico Vogelius dio vía libre a la edición y
pudo salir a la calle.
Recuerdo el
año de la primera revista, mayo de 1973, ¡qué año!, varias dictaduras en
Latinoamérica, a las rioplatenses nos agobiaban y en Chile todo se iba a
convertir en muerte llegado setiembre.
Me imaginé
una amplia avenida donde circularan escritores, poetas, científicos y ese
Hermenegildo Sabat poniendo dibujos a las palabras junto a otros creadores.
El chileno
Neruda me acercó sus manuscritos
Ernesto
Cardenal me mando las Grabaciones de “La pipa sagrada”:
“Cosas que ya sólo Alce Negro
sabía
Y ha querido que se graben
Lo aprendido de Cabeza de Alce
Otro anciano de la tribu…Trasmitirlo
A los nuevos muchachos
Los conocimientos de la pipa sagrada.
Se llama de la paz, pero ahora
No hay paz en el mundo”dice Alce Negro
Ni aun entre vecinos, y según
Me han dicho desde hace mucho no hay paz en el mundo”.
La pipa pasa en círculo…
Tiempo
después Pichón Riviere me entregó para publicar una entrevista que le hizo a
Bioy Casares en la que decía: “La
sensación que siempre he tenido es que uno no sabe lo que quiere. Algunos se
enteran en el camino, yo más bien después. Generalmente se aprecian las cosas
cuando se las pierde. Lo patético no saber realmente lo que pasa. Es triste
para todos. Somos como arrastrados por una corriente”.
Me di el
gusto de hacerle un reportaje imaginario a Inodoro Pereyra, el renegáu, de mi
amigo argentino Fontanarrosa. Aquí va:
“¿Conoció a Martín Fierro?
-Me leyeron algo sobre él. Una nota o
un riportaje muy largo que le hacía un tal Hernández, letrau el hombre . Todo
en versitos, con palabras que pesaban; una preciosidá era eso”.
Edité los
fragmentos sociopolíticos de Houari Boumedienne lo que me permitió conocer a los narradores y poetas del África.
Sus palabras merodearon mi cabeza: negritud y liberación, arte y negritud, la
política colonial francesa y sus militares.
Me permití
pedir a Osvaldo Bayer su parecer acerca de la Patagonia rebelde cuya
investigación sobre los fusilamientos pasaron a un libro y de ahí al cine.
Me decía: “Estoy sumamente satisfecho. Sobre todo por
esto: quedó esclarecido para siempre el hecho más escondido de la historia del
proletariado argentino de este siglo”.
Se explayó
mucho e incluso me facilitó fotografías de la época. Todo fue a Crisis.
Por mi
imaginada avenida pasaron Neruda, Tomás Mann, Cortázar, Pavese, Tizón,
Pavlosky; los cuentistas brasileños; poetas y más poetas; y los artistas
indispensables para mostrar una época. Larga sería la lista de personalidades. Estaban
también los que opinaban sobre la economía argentina o sobre los temores en
1975 de una guerra en el Cono sur. Lo puse a José Ingenieros, cuando se preguntaba “¿los blancos siempre ganan?”.
Crisis, como todas las palabras verdaderas
hizo crisis, pero ahí las tengo guardadas una encima de la otra, para referente
de mi América, parecen gigantes junto a mis pequeñas libretitas, ayuda memorias,
siempre conmigo, para no perder lo que mi cerebro me enviaba en diferentes
instantes.
Las abrazo
con mi nostalgia como a otros diarios Época y Marcha que me permitía todas las
semanas comunicarme con los uruguayos.
En mis
libros cada palabra encierra un
significado en este caso la desmemoria: “Estoy
leyendo una novela de Lousie Erdrich.
A cierta altura, un bisabuelo
encuentra a su bisnieto. El bisabuelo está completamente chocho (sus
pensamientos tienen el color del agua) y sonríe con la misma beatífica sonrisa
de su bisnieto recién nacido. El bisabuelo es feliz porque ha perdido la
memoria que tenía. El bisnieto es feliz porque no tiene, todavía, ninguna
memoria.
He aquí , pienso, la felicidad
perfecta. Yo no la quiero” (del El libro de los abrazos”).
Me llama la
atención, ya que estoy con los niños, costumbres
como lo es velar al angelito. Costumbre del NOA “Una boca menos en tierra, en el cielo un ángel más: la muerte se bebe
y se baila, desde el primer canto del gallo, con largos tragos de aloja y
chicha y al son del bombo y la guitarra. Mientras los bailantes giran y
zapatean, se van pasando al niño de brazo en brazo. Cuando el niño ha sido bien
mecido y festejado, rompen todos a cantar para que empiece su vuelo al Paraíso.
Allá va el viajerito, vestido con sus mejores galas, mientras crece la canción.
Y le dicen adiós encendiendo cohetes, con mucho cuidado de no quemarle las
alas”.(Libro memorias del fuego III).
Me ronda la palabra: madre, al pensar en el niño muerto, y
de allí viene a mi mente la otra
palabra: mujer, que abarca a esas que he
conocido a lo largo de la historia. Yo saqué del anonimato a través de la
palabra a muchas mujeres Es el caso de Alfonsina “cuando hace años llegó a Buenos Aires desde provincias…traía unos
viejos zapatos de tacones torcidos y en el vientre un hijo sin padre legal. En
esta ciudad trabajó en lo que hubiera; y robaba formularios del telégrafo para
escribir sus tristezas. Mientras pulía las palabras, verso a verso, noche a
noche, cruzaba los dedos y besaba las barajas que anunciaban viajes y herencias
y amores”. (del libro Memorias del fuego III)
Otras
lucharon la vida sin palabras pero con bravura en el México de la revolución “la historia recuerda a los jefes
revolucionarios, Zapata, Villa y otros machos, machos. Las mujeres que en
silencio vivieron, al olvido se fueron.
Juana Ramona, la Tigresa, que tomó
varias ciudades por asalto…Encarnación Mares, que se cortó las trenzas y llegó
a subteniente escondiéndose bajo el ala del sombrerote, para que no se me vea
la mujer en los ojos” (del libro Los hijos de los días).
En un
momento de mi vida mi mirada miró allende los mares y en ella siguió vibradora
la palabra mujer y Napoleón y su Código. En él “las mujeres casadas fueron privadas de derechos, como los niños, los
criminales y los débiles mentales. Ellas debían obediencia al marido. Estaban
obligadas a seguirlos dondequiera que fuese…El marido se podía divorciar por
adulterio de la esposa. La esposa sólo se podía divorciar si el entusiasta
había acostado a su amante en el lecho conyugal…” (Del libro Espejos).
En uno de
mis libros escribí y lo reafirmo que “la
palabra es un arma, y puede ser usada para bien o para mal: la culpa del crimen
nunca es del cuchillo”
Por eso con
todo amor a mi tierra americana traté de suturar sus venas con palabras
verdaderas reflejo de inequidades como las que siguen entre miles de miles:
“El nordeste de Brasil es en la
actualidad, la región más subdesarrollada del hemisferio occidental. Gigantesco
campo de concentración para treinta millones de personas, padece hoy la
herencia del monocultivo del azúcar. De su tierra brotó el negocio más lucrativo
de la economía agrícola en América Latina (Del libro “Las venas abiertas de
América Latina”).
Siguen las
muchas palabras para tantas injusticias. Gran trabajo me produjo rastrear ese
inmenso organismo vital que es la América. Por tanto me instalé frente a mi
mesa de trabajo, y en los bares de los lugares que recorría, o busqué en los
archivos las verdades que nunca habían sido reveladas, o hablaba con mis
paisanos o me sentaba tras las vidrieras del “Brasilero” e iba poniendo
palabras dictadas por todo lo que ví, viví y sentí.
Después me
quedé tranquilo y soporté con paciencia los dos exilios provocados por mis
verdades. “No me arrepiento ni de una
palabra; y se que “Las venas abiertas” no ha mentido ni disparateado, y que ha
servido y sirve para mostrar que no hay en este mundo ninguna riqueza que sea
inocente y para mostrar cómo el subdesarrollo no es una etapa hacia el
desarrollo, sino la consecuencia histórica del desarrollo ajeno”.(del libro
Días y noches de amor y de guerra).
¡A cuántas
palabras más tendré que recurrir para que se entienda mi cosmovisión!.
Con repasar
los anaqueles de las bibliotecas, y leer y pensar los libros que hay en ellas será
suficiente.
Gracias por
hacerlo.
Eduardo
Galeano
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